Esa flor que me enternece
y que se llama Lorea,
es mi bella Dulcinea
quien su ternura me ofrece.
Es la fuente de mi amor,
inagotable y divina,
pues cual agua cristalina
con versos sacio el ardor.
Esa fuerza de mi amor
es un vendaval de invierno,
lleno de magno esplendor
con un sentimiento eterno.
Ella siempre está conmigo
aunque no la pueda ver,
en mi refugio es abrigo,
en mi ilusión es placer.
El amor nunca sorprende
simplemente nos cautiva,
y del corazón se prende
con radiante llama viva.
Classman