Elizabeth Maldonado Manzanero

Soporte

Su olor penetró mi ser

sacudió y convulsionó dentro de mí.

me recordé respirar y ser yo misma

a pesar de sentirme desplazada.

 

Su boca húmeda de deseo y alcohol

se mostró inmisericorde

lasciva y cruenta mordió mi labio inferior

hasta sentir agolparse

como un brote oscuro,

la sangre.

 

Mi cuerpo fue el refugio

su campo ancho de placer,

rechace su egoísmo

me desconecté por completo.

 

Sí, lo recuerdo:

como cuando me bañaba una hora,

y la corriente submarina

me arrastraba hasta la orilla

de una amplia inconsciencia.

 

De uno a otro extremo al otro

del mar que fue mi escondite

para tanta desdicha

en que mi cuerpo acalló su ira

 

Ese mar fue mi salvavidas,

me mantuvo a flote

mientras mi columna recorrería

el estremecimiento del dolor

por la desdicha que no supe gritar