Esteban Mario Couceyro

Tu infinito mirar.

Soy un sol sin ventana

levantado en ese cielo

desesperado de lagañas.

 

Soy el calor suave

que abrasa el nuevo día

buscando tus ojos

y quizá el alma

en ese beso fugado

de certezas y sueños.

 

Busco la ventana

con cristales transparentes

en deseos

que hagan luminoso el día

y menos denso el cielo.

 

 

He muerto tantas veces ya

pero nunca, como hoy.

 

Serán los años acumulados

los desplantes de la razón

o esa empedernida ausencia

que huye sin destino

lejos de cada oportunidad.

 

Qué te doy, qué nos damos

en la porfía del vivir.

 

Recuerdo, atrás en el tiempo

la urgencia que nos unía

sin día, ni noche

en ese universo ausente

de los demás.

 

Cada abrazo, cada beso

cada piedra en el camino

parecía una montaña

pero, las pasamos

tomados de las manos.

 

Hoy he muerto, en la ausencia

en ese desgano

en todo lo que falta a tus ojos

en el sol de cada día

en mis brazos, que no alcanzan.

 

Quizá debo seguir muriendo

en tu infinito mirar.