Alejandro

Transgresiones

De la esquina de tu cama

hasta tu seno,

ahí habito,

entre suspiros

e indómitos jadeos

que exilian el perenne

caminar del minutero.


De la esquina de la calle

hasta la copa de whisky,

ahí me muero,

conversando con cigarros

de momentos añejos.


En una gota de sal

espero la caída

de la muerte,

amnistía para la vida

y el siete de corazones.


Del re menor

a la punta de los dedos

me transformo

en la resonancia

de las notas

que nadie quiere escuchar.