De sugerente suavidad
se vistieron tus palabras.
Desaciendo a la bilis de la ira,
destronando malentendidos,
dándole pausa
al malhumor y a los bramidos.
Con la fragancia de tu suavidad
perecieron los musgos crecidos
entre falacias y gritos,
nacidos fruto de la rabia.
Cuando entonas con tal matiz
suenan laudes y trompetas,
descienden los ángeles
combinando su vuelo
con el blanco bautismo
de sus pisadas terrenales.
Ellos desnudos se deslizan
siendo querubines,
acertándose entre miradas,
del tobogán al escalón.
Y los surcos de las nubes confluyen
con un mar de pétalos crecidos
en las puntas de una traviesa estrella
la cual opto por no ser brillante ni negra,
sabia decidió....
convertirse en la flor más bella.
Mientras....
un esforzado escalón
se achata y se alisa
trazando destellos,
esbozando sonrisas,
siendo manantial
de esperanza y de animo
con sus gestos,
con la elocuencia de su brisa.
Tienes el dón
y sublimas hasta a la delicadeza
cuando el sonido de tu voz
por mi ser penetra,
por mis adentros resbala
y con exquisitez me transforma,
me lleeeeeva.