Poeta a la vista
En el transcurso de la vida entera
le es dado un poeta, a la mujer que habita
en cada flor; así se llame Rosa o Margarita.
Un poeta nada más, tan sólo uno
que le hablará al amor desde su oído,
sin tanto alarde; y con escaso ruido
le mostrará los rumbos del misterio
de la luna, en sus pálidos reflejos
y la perfidia oculta en los espejos.
Conocerá el dolor que purifica,
la estrechez de la ausencia, en la garganta,
y escuchará la lluvia y lo que canta.
Pero quiero avisarle a cada una,
que a veces, ese poeta que les digo,
no escribe poemas y se disfraza, amigo.
Es servicial, atento y predispuesto
a darlo todo, por solo unas miradas,
a reír a llantos y llorar a carcajadas.
El estará allí una vez, nada más una
y aunque parezca absurdo o increíble,
ustedes lo verán: No es invisible.