Kapirutxo

Interrogatorio

Te estamos investigando, 
sabemos mucho de ti. 
¡Cántanos tus fechorías 
o te vas a arrepentir! 
 
El viento mueve con fuerza 
la superficie del mar, 
las olas están furiosas, 
es día de tempestad. 
Cuando tu esbelta figura 
se acerca para nadar 
deja de soplar el viento 
y el mar encuentra la paz. 
 
¡No me digas que no hiciste 
con el aire más que un pacto! 
¡No me niegues que tú tienes 
con la mar algún contrato! 
 
El manantial está seco, 
hace un mes que no da nada. 
Se quedó sin vida el río, 
el oxígeno le falta. 
Apareces por la orilla, 
tienes sed y estas cansada, 
te relames los dos labios 
y empieza a fluir el agua. 
El río se recupera, 
nacen peces de la nada. 
 
¡Lo tienes que confesar, 
te delata la mirada! 
¡Tienes trato con los duendes 
y un convenio con las hadas!

Hay un cielo despejado 
mientras duermes en tu cama. 
Empiezan a llegar nubes 
cuando vas a la ventana, 
y al mirarlas con tus ojos 
las modelas con el alma. 
 
Creas un sinfín de formas, 
de barco, de corazón... 
Y la mayoría dejas 
para la imaginación. 
 
Te cuesta muy poco tiempo, 
haces todas a la vez, 
así el sol puede pintarlas 
de color amanecer. 
 
¡Es evidente que el alba 
a su red te incorporó 
conociendo que las musas 
hacen noche en tu balcón! 
 
Es noche de luna nueva 
y reina la oscuridad, 
al ser un día de invierno 
el sol tarda en asomar. 
Como tú estás desvelada 
te apetece pasear. 
La luna cambia su ciclo 
y el sol debe madrugar. 
 
¡Aunque te hagas la inocente 
yo lo puedo demostrar! 
¡Tengo pruebas que te implican 
en la trama solunar!

El prado se ve amarillo 
por la sequía estival, 
las flores están muy tristes 
y sus olores se van. 
Apareces por el campo, 
has salido a caminar, 
la hierba toma su verde, 
recupera la humedad 
y las flores jubilosas 
empiezan a perfumar 
los besos que dan tus pasos, 
las caricias de tu andar. 
 
¡Reconoce que te has hecho 
secuaz del agua y el sol! 
¡Confiesa que también eres 
cómplice de la ilusión!

Yo sé que me estás mintiendo 
al negar con la cabeza 
que el comentario oportuno, 
con sentido y sutileza, 
la serenidad del porte 
y tu exquisita belleza 
salieron de algún conjuro 
entre la naturaleza. 
 
El ritmo de tu canción 
y tu voz de terciopelo 
te involucran en el cártel 
de canarios y jilgueros.

Sabemos que perteneces 
a una banda de ladrones 
que trafica con sonrisas 
y roba los corazones. 
 
En el asalto del cielo, 
con total alevosía, 
te llevaste de botín 
millones de poesías.
 
Cuando actúas por la noche, 
no te ven ni dejas huellas 
porque tienes de compinches 
a la luna y las estrellas.

En la estructura del clan 
puedes ser tú la primera: 
Organizas el otoño, 
diriges la primavera 
y también mueves los hilos 
que manejan las mareas. 
 
 ¡Confiésalo ahora que puedes 
o te van a sentenciar 
a consumirte en la hoguera 
con un fuego pasional! 
 
Si te niegas a cantar 
te encerrarán de por vida 
en el penal del amor 
con la perpetua y un día.