Lale Neda

NUEVA BUSQUEDA

 

La mañana serena bordea la emoción fulgente

junto al roce embriagador de la tierra y las flores,

 ellas marchan inseparables hasta desvanecerse

en las bocas, en los ojos y  las mejillas sudorosas

de personas que vagan por el camino ansiosas.

Son desplazados que  tratan de encontrar

el meridiano de sus voces verdaderas,

el anhelo de nuevas emociones, de una vida nueva.

En su caminar les susurran ecos lejanos

 lo que tienen que concebir para no fracasar,

ecos que se esparcen por sus nervios

por sus alas donde circundan los instintos

y chocan con un reloj que les marca el tiempo,

 corren pues las horas van de prisa,

 y pueden  envejecer sus venas sin puertos.

 

 Se refugian y caminan desvelados por andenes

acordándose de sus nidos lejanos.

Al pie de las colinas y de los muros

de esas tierras lejanas, en silencio,

cavilan sobre la ineludible huida,

sobre el destino donde perderán su soberanía,

esos recuerdos que se convertirán en osamentas,

 el  hablar  de su tierra cambiará o se esfumará,

 inconscientes irán desheredando sus sentidos

que se colmaron de momentos felices.

 Los suspiros en sus pulmones se disiparán

  al darse cuenta que deberán arraigarse a las nuevas tierras  

 porque las miles de horas de aquel reloj no tendrán pausa,

y  sus cansados rezos,  pedirán un milagro de olvido.

 

¡FUTURO INCIERTO ¡