Raiza N. Jiménez E.

Cada Uno con su Cada Cual.-

El día amaneció muy lleno de grises nubes.

las noches no están tampoco, muy claras.

Mi ánimo, hoy no está mejor, mengua y sube.

Pero, abrí la ventana para que la luz entrara.

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¡Pienso que así de tornadizo debe ser el amor ¡

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Creo que mi dolor va apagando los luceros,

y es que nunca, nunca vi la noche tan oscura.

Una brillante estrella se refleja en los aleros

y en el ambiente nunca hubo tanta frescura.

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¡Causa ternura ver el lucero y su resplandor!

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Cómo no llenarse de ternura viendo su dolor

y el afán de las sombras para evitar su brillar.

Se reflejan en el cielo los desafíos del amor.

Uno aspira la libertad y otro la quiere evitar.

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¡Se duda de la ternura, pero amar es candor!

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Es de noche, y unos la esperan para amarse.

¿No saben acaso que las noches son el ocaso?

Unos ven el lecho y desean en él derrumbarse.

Es allí, donde el deseo se torna, un por si acaso.

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¡De repente, la pasión es vigilada por los astros!

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No conviene para los amantes aquel único lugar.

Tiene riego la novedad todo se torna costumbre.

La rutina es el veneno cuando no se puede jugar.  

Y, sí se acaba el juego, no hay lucero que alumbre.

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¡Si te estás enamorando no busques la tal seguridad,

busca exaltar tu chispa divina y trátate con bondad!