Walter Brunini

Tolerancia

Serás todo lo que no quiero que seas,
a mis expectativas, exactamente lo contrario,
no podré ni siquiera influir en tu vida,
desde mi consejo sincero y bienintencionado.
Tendré que calmar los dolores del alma,
asumir los vientos que te empujan,
flaquear mis ánimos de puja… y respirar,
tan profundo como sea posible… y abrazarte.
Aprender el verdadero significado del respeto,
tomar partido por tus decisiones de vida,
consensuar con mis ideas, las tuyas ejercidas,
revisar una y otra vez, mi cultura aprendida.
Sumar todo lo que eres y hacerme tu imagen,
enaltecer mis conceptos e incorporar los tuyos,
sumarle a mis alegrías, cada una que experimentes,
reírme de mi viejo intelecto y defenderte ante la gente.

¿Cómo podría yo juzgarte? ¡A ti que eres del mundo!
No me perteneces. Eres la libertad puesta en manifiesto.
¡Eres la vida misma! Del miedo, todo lo opuesto.
¿Qué importa lo que quiero? No soy quien lleva tus zapatos puestos.
Hice mi mundo; atravesé mi época con lo dispuesto,
preguntándome mil veces qué debía hacer; toma esto, deja aquello,
ajustado a sus prejuicios, para sentirme parte del resto,
¡Si hasta me inculcaron donde estaba lo bello! ¡Qué atrevimiento!

Has llegado a mi vida para enseñarme lo inverso,
darme la oportunidad de desempolvar mi esencia rancia,
domar la ira, conciliarme con la diferencia,
hacer gala y prestancia, de la libertad y la tolerancia.