Te siento de modo irremediable,
en cada instante, en cada luna,
cuando baja el capote de la noche
y dialogan las estrellas con la vida.
Te siento en el caer de las tardes,
cuando ululan los vientos pardos,
hechos cuchillos de polvo acerado
que atraviesan, crueles, mi garganta.
Te siento inolvidable en los recuerdos,
en el rojo carmesí de los geranios,
en el canto del gorrión de la mañana
que releva al insomnio, fiel compañero.
Te siento cuando enmudezco o grito,
para no olvidarme que aún existo,
que puedo escribir,aunque esté oscuro,
desde esta pluma que emerge de mi alma.