Cogí el viejo pincel del viejo baúl en que estaba encerrado,
había olvidado como se pintaba, pero no me importó,
con pintura recién comprada y un lienzo color gris empecé a escribir
mi historia.
Mi historia es larga, es tediosa, aburrida, de todo se la puede acusar
menos de entretenida.
Mi historia no es de recuerdos olvidados ni verdades y mentiras, no es un test
de verdadero o falso,
ni cuenta una vida o, al menos, a primera vista;
Mi historia va de luces y sombras, de acordes tristes, colores felices
y escalas de grises,
como un cuadro, formas deformadas, realidades distorsionadas, abajo la realidad,
es cubista, es surrealista y no es nada en realidad.
Mi historia son los colores de una vida, y una vida es la banda sonora que le da sentido a la mía.