alupego (Ángel L. Pérez)

ANOCHECE...

ANOCHECE...



Cae la tarde perezosa,

con sus reflejos de plata,

bronce el monte en las orillas,

esperanza entre las notas,

de la melodía que ablanda,

los bordes recios que brotan.



Oscurece y entre sombras,

brilla una luz ambarina,

Luna que tímida asoma,

más allá entre las colinas,

la vida se va pausando,

solo algunas aves trinan.



La canción suave se extiende,

blandiendo sus tiernas notas,

mientras sigue el manantial,

con su voz sincera y líquida,

ya se oye al corazón,

ya sus latidos se afinan.



Y en una sola pirueta,

en su grácil letanía,

bailan las luces que hablan,

de aconteceres del día,

lágrimas de quienes penan,

y risas, porque respiran.



El tiempo se va llevando,

entre sus brazos la vida,

dejando tras si pedazos,

que jalonan cada día,

como cambiantes semáforos,

que dan paso o paralizan.



Cae la noche como un manto,

de oscuridad y fatiga,

ralentizando los órganos,

que van latiendo sin prisa,

esperando a aquellos sueños,

que no sean pesadillas.



Hacen nido las palabras,

se acunan nuevas sonrisas,

el amor abre sus alas,

y emprende el vuelo con prisa,

para alcanzar el matiz,

que vibrando se aproxima.



Flotando quedan las horas,

tranquilas o intempestivas,

y ya se cierran los ojos,

y se cierran las cortinas,

y la mente vuela inquieta,

para comprender la vida.



El tiempo la va llevando,

dejando atrás pena y risas.



Angel L. Perez ®

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08/09/2021