maurix1942

Entonces... ahora...

Entonces… ahora…

Cuando yo ya no esté, tú vendrás a mi casa,
revolviendo papeles hallarás este poema
y al tenerlo en tus manos sentirás una brasa
y el calor de esa brasa te hablará de mi pena.

Y también de la dicha, de la dicha absoluta
que sintieron mis labios al posarse en los tuyos,
cuando yo te llevaba muy adentro del alma
y sintiéndote mía, me llenaba de orgullos.

Porque tú, más que nadie, percibiste mi ensueño
y calaste mi alma cada vez más profundo
y llegué a comportarme cual si yo fuera el dueño,
porque así me sentía: como el dueño del mundo.

No me pesa quererte; porque yo no he dejado
ni siquiera un segundo, de sentir lo que siento;
este amor que me marca como un fierro caldeado,
cada día que pasa, se torna más violento.

Y destruye hasta el aire que pretende ignorarte
y desoye las voces que aconsejan olvidos;
este amor, no me quiere, porque está de tu parte
y te sigo extrañando con todos mis sentidos.