Te abro mi corazón,
y te demuestro
que nada es sencillo
pero que es posible,
si hay amor.
Debes saber;
que mi amor no envejece,
envejece el verbo que produce el daño
que mi boca un día podría sellarse
y mis manos entonces, estar atadas.
Estoy desnuda,
sin súplicas y sin necesidad de nada,
mas sin embargo súplirme aquel día,
en que tus ojos puedan perderme,
será imposible.
Porque no imito a nadie,
porque soy original
y la originalidad no es causa,
ni gracia y tampoco una copia barata.
Quiéreme ahora, hombre
el sello ya tiene tu nombre,
ámame con fuerza, con locura
como se ama un trofeo, como algo inigualable.
Bea Ramírez
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