Richard Soriano

Enigma en una historia

 

Solo queda, sin lugar a dudas,
desprendender del alma ya vacía,
el llanto de amores pasados,
el recuerdo cuando el corazón dolía,
al ver sus realidades, absurdas y crudas.

 

Únicamente, el suave cantar de un ave,
arrullaba sus sueños, siempre ausentes,
versos de amores, sin presente,
con el triste destino de no ser correspondido,
despecho de alma y con el corazón dolido,
solo de penas su corazón sabe.

 

Injustamente, si solo entregó su alma,
solitaria al ardid del destino,
por acortar sufrimiento en su pecho,
fue buscando distintos caminos,
regalando flores y canciones en su lecho,
y placeres que le quitan la calma.

 

Conoció valles ardientes, desiertos llenos de llamas,
visitó la fortuna al quererle,
y tocó las puertas del alma,
y fue tal su miedo a perderle,

que los celos lo enredó en sus ramas.

 

Indignado por la bella traición,
decidiendo su propio sendero,
dando en falso sus pasos en el suelo,
tropezando las piedras primero,
ya sin alma y con el amor en duelo,
ha arrancado la esperanza de aquella relación.

 

Dando pasos en falso,
y sorteando las piedras del camino,
sin deseos ni inspiraciones,
ese es su destino,
regalando flores y amores a quien no convino.

 

Ignorante de lo que acontece,
arribando a su cuna añorada,
encontraba fatal escena,
de la que creyó le adoraba,
quebrantado en su ser y herido,
por la triste vista obscena,
oye decir no es lo que parece.

 

Ocupa un lugar en el recuerdo,
en la mente, de los que lo quieren,
recordar lo bellos momentos,
que se los lleva el viento,
ahora que es hijo del tiempo,
el legado que dejó su camino,
el amor hasta su último aliento.

Richard Soriano