¡Oh Dios mío, ella me ama!
Tengo la dicha de estar vivo
cuando su boca la mía clama
y nuestros labios fundimos.
Somos agua de un mismo río,
dos chispas de la misma llama.
¡Ella me ama, oh Dios mío;
cuánto amor cabe en el alma!
Ay, ella se lleva mis suspiros
y los deja bajo su almohada.
¡Ella me ama, oh Dios mío;
dame otra vida para amarla!
Felicio Flores