Felicio Flores

El gorrión

Creyó ser libre el gorrión

por volar muy alto y lejos

y llenar sus pupilas de sol

y sus plumillas de viento.

 

Tocó con el pico el cielo

en el crepuscular arrebol,

voló de puerto en puerto

y del mar se enamoró.

 

Afligió su cuerpo un dolor

agudo hasta los huesos.

Una flor nació del corazón

y deshojó en pleno vuelo.

 

Horadó la saeta de acero

la carne del frágil gorrión,

¡tal fue el disparo certero

del vil arquero cazador!

 

Cuánta desdicha, gorrión:

ser la diana en el cielo

y que usurpen tu corazón

y que vuele en otro pecho.

 

Felicio Flores