Pablo Lorenzo Garcia

El Muerto

Soy el muerto que dieron de alta del infierno…
Soy el muerto, que “vive” en la caverna del ermitaño, justo detrás del purgatorio inexistente.
Soy un muerto que respira con un solo pulmón inflable, hecho en China, pero eso sí…me alcanza para suspirar…
Soy ese muerto, que se muere de risa, que dejo de “ser mortal” para morirse…
Soy un muerto que muere cada día, constantemente me renuevo y vuelvo a morir…”solo por hoy”
Soy un muerto enamorado de la vida, paradoja convertida en mi camino.
Soy un adicto a mi muerte que he incorporado a la vida, muero en la cima mirando el crepúsculo vespertino hasta que mi novia luna, acepte convertirse en la señora de mi…muerte.

Muerto si…pero absurdamente enamorado de mi vida…que no alcanzo a distinguir entre mis dedos, la vida es como el agua que se escapa y no la podemos retener y se evapora.
Soy presidente honorario de “M.A.” (moribundos anónimos), desde que morí y cada noche en las reuniones de la logia, me paro al frente de mis compañeros detrás del ambón y dirijo las palabras acostumbradas al inicio de las reuniones: “Soy Lorenzo y estoy muerto”, y después de las reuniones, disfrutamos de las viandas que nos envían de los altares de muerto.
Y sesionamos todas las noches en el “Mictlán” un bar muy céntrico donde se sirve, ponche de granada, pulque de tuna y coco, tepache y tuba (de Colima)
Hay muertos gordos de huesos anchos y hay muertos anoréxicos y hasta bulímicos, hay muertos sin dientes, pero muy risueños. Hay muertos doctores y hasta licenciados.
Yo soy un muerto típico, un típico muerto, pero eso si…un muerto que ama, un muerto que palpita, que vibra amenazante, o tal vez, un muerto que espera.