Faz

El amor siempre vuelve

No recuerdo el día ni la hora, fue de pronto cuando el amor se fue y regresó.

Regresó con nuevos ojos, con nuevas manos y emociones.

El amor se fue y regresó con una voz que no reconocía, con un corazón tan hermoso

 que no esperaba ni lo imaginaba.

Sin más ni menos, sí, el amor se fue, pero cuando regresó lo hizo tan inesperadamente que no pude hacer más que perdonar,

pues era más sensible y real de cuando apareció

en mi vida por primera vez.

Verás, cuando el amor se fue no dejo ningún rastro de a dónde iría, no me pidió que lo siguiera, tampoco explicó el motivo;

Pero yo insistí, traté con cada hueso de mi cuerpo y sensación profunda dentro de mí de convencerlo de que yo me merecía ese amor,

y que era lo suficientemente capaz para hacerlo vivir en la eternidad, de hacerlo durar...

Pinte mis palabras en bellos lienzos jamás antes vistos, traté a toda costa de hacerle cambiar de parecer, 

traté de hacer que se quedará, que permaneciera.

Supliqué como un mendigo nostálgico que solo busca un techo cálido dónde dormir, el techo

del que recuerda su sentir más no el camino que ha de seguir, pero, aun así, el amor se fue.

Se resbaló en mis mejillas, se fue...

Pasó un buen tiempo no escuché nada del amor, me sentí encarcelada en una prisión construida con su propio silencio,

¿Cómo pudo olvidar todo lo vivido? ¿Cómo pudo pasar por alto todas las promesas que nos hicimos?

Yo estaba enojada con el amor, y aun así buscaba sus ojos en cada multitud.

Yo todavía esperaba escuchar su voz en cada persona que conocía, como toda golondrina alborotada buscaba volver a sentirlo en cada amanecer.

Cuando el amor por fin volvió yo no lo acepté, reconocí con cada aspecto de mi alma un amor que tenía una forma diferente.

Un amor que tenía una voz más suave, una calidez inigualable.

Sucede que buscaba reconocer el amor que me había dejado, buscaba la misma voz, los mismos defectos, lo que yo conocí en el pasado.

Ese era el amor que yo quería, pero ese no era el amor que me encontró, ese no fue el amor que vivió, no el que se quedó.

Por fuera, este amor tenía un semblante más bonito, más amable.

Me sostuvo de manera diferente, me besó diferente.

El amor tenía una visión muy extensa y diversa, se reía de cosas que usualmente el amor no se reía,

coloreaba los grises los cuales jamás pensé que pintaría.

Lloraba cuando el amor no solía llorar, sentía de una manera más natural, orgánica y real.

El amor cambió. Era diferente y al mismo tiempo era exactamente el mismo.

Era todo lo que jamás había buscado y al mismo tiempo todo lo que siempre había necesitado.

Sí, el amor se fue, pero se fue por una intención, se fue por un propósito.

Por ello no dio explicaciones, no era el tiempo de darlas.

Es ahora cuando entiendo que se fue para crecer, para transformarse

en lo que yo realmente necesitaba. El amor se fue y regresó diferente.

Regreso más audaz, más fuerte, más valiente y puede que se vaya de nuevo, pero tengo la confianza que el amor va a volver

porque el amor siempre tiene pensado infinitos planes B. Siempre genera un significado a cada partida.

Confía en mí cuando digo que no importa cuánto tarde, el amor siempre vuelve, regresará a ti.

Quizá no se vea ni se sienta igual, y es ahí donde el significado de su cambió has de entender.

Ya sea que tenga o no el mismo nombre, viva en el mismo lugar,

o se exprese de la misma manera, siempre vuelve.

El amor nunca se va para siempre.

Créeme, el amor siempre vuelve.