Moisés Sánchez

...De no quererte más.

Mis lagrimas me indicaron el camino para llegar a tu recuerdo,
el sentimiento me ha quitado tanto,
que me hizo perder el miedo de revivirte en mis escritos,
el nervio de notar tu esencia escondida mis entre versos,

perdí la voz de tanto aguantar gritar tu nombre,
deje de sentir calor,
desde el momento en que tus manos acariciaron otro hombre,
me perdí tanto en los problemas,
que no me di cuenta que te perdí junto con ella,
te fuiste y por la puerta trasera,
me fui y mi piel perdió tacto entre la enredadera de la indiferencia,
y notaste que perdimos muchas cosas,
tanto que perdiste el tacto
al jugar conmigo después de la tormenta,
no sabías que querías: si amor, pasión, o solo tu esencia y
lo pensaste tanto tiempo que actuaste sin notar que mi alma aún estaba en tu puerta...

 

No sé que me sorprende de saber que no estés aquí,
si el mero hecho de que así sea, o la forma en la que lo vi,
quizá la sorpresa es tanta,
que nunca pensé que volvería a deambular entre estas emociones.
Que nunca pensé verme sin ti.

 

Tal cual alquimistas intentamos hacer el azufre en oro,
¡Par de locos!
Tan sencillo como decir el credo de la verdad,
y tan complicado como aceptarlo.

 

El tiempo no espera y me estaba llamando con urgencia,
desde mi anden me decía que llegó la hora de seguir adelante,
sin darme cuenta, tu tiempo te llevaba a otra vereda:
Te lleva a ser feliz, completa y plena;
y a mi a entregarme de lleno a mi amante las letras.

 

¡Qué pena!
Pensar que te tenía,
sentir que ya no estabas.

 

¡Qué pena!
Hace tiempo que me iba,
y ni siquiera lo notabas.

 

¿Qué pena?
Perdimos vida por ganar batallas,
se fueron besos volando en manada lejos de nosotros,
dejando un olvido vivo en la cama,
avivando un par de ciegos cuerpos
que buscaron calor entre ellos,
dejando el alma al descubierto.
Dejando los recuerdos como combustible,
los \"te amo\" como fuego,
el me voy como lumbre
y el me fui como cenizas.

 

Si era hora de irse
¡Bienvenida sea!
que llegaron las ganas de salvarme,
de retarme y saber de que soy capaz...
Y aunque llore al decirme la verdad,
llegaron las ganas
de no quererte más.