Luis de Yeliang

Cancion para mi musa muerta

Y yo que no sabía de ti, más que de tu voz

Que a veces en la soledad me acompañaba

Cantando las penas profundas de mi alma

Dándole una flor a los desencantos míos

 

Ahí en la tristeza me acompañabas,

En la rebeldía necia de mis pensares

En las terribles tormentas de mis mares

Mares fríos que con tú voz calmabas

 

Hoy me entero, hoy también contigo muero

Porque alguna vez respiramos el mismo aire

Vimos la misma luna, el mismo sol, el mismo cielo

 

Nos sentimos amados por quienes conocimos

Por quien su dolor redimimos fuimos admirados

Por tus canciones yo contigo me sentí comunicado

Esas penas ya sin ti se han extinguido

 

Cantarás allá con los ángeles enternecidos

Por la belleza de tu tristeza verdadera

Verás cómo dejan de llorar agradecidos

De verte volver después de cantar en la Tierra

 

Se hará de noche, y se hará en algún lugar

Un sincero homenaje de los seres que son nocturnos

Sabrán llamarte por tu nombre, y cantarán

Casi rezarán letra por letra tus versos taciturnos

 

Empieza una nueva era

Limpios serán de sus penas

Implica tal vez callar

Sin dolor ¿para qué cantar?