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Agua que del río baja y se entretiene en la orilla,
poco moverá los brazos del molino de la vida;
de ese, que mueve el torrente
y en las corrientes se mira,
mientras las lunas de plata se siguen creyendo niñas,
tonteando en las riberas
noche tras noche, aburridas.
Aguas mansas, transparentes,
aguas puras, cristalinas;
que entre musas de poetas se convierten en benditas;
sin saber que son las otras,
-las aguas que arremolinan-
las que en verdad se merecen la bendición de su tinta.
Agua que del río baja y se entretiene en la orilla...
mejor que se quede en tierra
y en tierra muera cautiva.
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