raul alfredo

Arde el cielo...

 

Ni aquí, ni allí, un errante vagabundo sin lugar,

un puñado de sueños que no duerme en tu almohada,

prodigiosas miradas, que al alma buscan desnudar,

gran vicio de las horas, tenerte a los deseos amarrada,

sorprendida por la luna sintiendo al cuerpos en lo sublime de una cama volar;

letal veneno que consume, en la embriaguez a los que tienen dicha de amar,

presuntuosa lluvia de emociones, nube de ansias abate los días,

abrumadora nostalgia, la imagen de una sonrrisa que no  deja escapar,

el anhelo de las noches… las caricias en el pelo con interminable estadía,

sintiendo la valentía de dormir sin dejar de abrazar;

ni aquí, ni allí… un errante vagabundo ya no quiere vagar,

busca mas que besos, piel y alma quiere anclar,

en ese paraíso divino donde los dioses no tienen lugar,

hay cierto licor, que endulzan el paladar que no se sirve en bar,

una copa de pasión, en cristal de la desinhibición, es lo que da el sabor sin par;

un puñado de sueños que no duerme en tu almohada,

el desvelo sin consuelo, las ganas de no despertar,

sin el fin que de lugar a lo nuevo, sin los labios de quien se sabe amada,

con el sinsentido del sentido de la fe que no profesa y la agria espera de lo que no ha de llegar,

Ni aquí, ni allí, un errante vagabundo que ya no quiere vagar…