rosi12

El bosque encantado II

Duendes y libélulas, rodearon

a la niña de rizos rojizos. 

El zorzal, se despertó de

buen humor y la levantó

de un suave sueño. 

Era desde ese día un

malestar que se había

difuminado con el

canto de las aves, 

las cascadas que se

asomaban cercanas y

el aroma de las

flores silvestres.

Un rico mundo emergía

a sus pies. Ella quizás

entre atónita y sorprendida

resplandecía alegría,

por sus logros, por

sus silencios y por ir

creciendo poco a poco

y venciendo algunos

miedos que la supieron

paralizar, quedando

atrás en sabiduría y

conocimiento