Hiver

De amores y de miedos

De amores y de miedos

 

Se va la luz, los tranvías, los dolores…

el sol, como la mitad de una caricia

se esconde tras los potros de tu pelo;

hay trozos dispersos de ababoles transitando

en las cortezas certeras de las olas.

La negación del mundo se arrastra como un ciego

en la distancia.

Como la esperanza en una mano cancerosa

se aprieta el alma, la sonrisa, la mirada.

Tengo miedo amor…cuánto te extraño.

¡Ah pequeña !..si solo pudiese en estas horas

abarloarme como antes a tus cabellos,

a tu seno candeal y subversivo;

cargar mis lenguas digitales en los tritones maduros

de tus pezones furtivos,

mientras todo concluye como esta tarde:

jerárquica de tristeza,

de tenue agonía y desamparo.

Quiero hurgar tu encuentro, en el encuentro de los muslos,

en tus copas maternales…

¡Ah!..calostro soy hembra mía entre tus senos.

Magnética y magmática mujer,

ven a deslizar los peces de tu vientre

por el acuario de mis dedos elípticos y sinuosos.

Adoro la embrionaria rotación de tus caderas;

tus rodillas agrarias y melancólicas.

Yo soy el clandestino en tus mitocondrias eruptivas;

desato el nudo de todos tus caminos.

En tu medula crujiente y seductora,

quiero arremolinar mi lengua anfibia y vespertina.

Yo soy la bestia que calcinará tus sueños de óvulos tardíos.

…Perderme en tus aguas frutales,

en tu suave loma,

donde un sol asciende calcinado y lúbrico.

Amordazar las vocales del tiempo;

escurrirme hasta tu centro, por las grietas de tus bramidos;

yegua arabesca y parisina.

La casta impura nos hizo de fuego y de greda amor;

hembra mariana y magdalénica.

Mestizo tu cuello moreno para los blancos belfos de mis dientes.

Amo la salmiel de tu ombligo sobre las flamas polares de mis mejillas.

¡Ah amor!…perderme en ti una tarde entre geckos adoquines,

disuelto en tus zonas urgentes,

ausente de la ignominia y el rencor;

sentirme casi humano, amartillado en las ventosas de tus labios.

¡Ah! niña mía cuánto encierras;

como en el ámbar la certeza de un tiempo detenido.

Esto que se abre entre nosotros,

no es locura infame…la dignidad solícita de una pequeña fogarada;

es esto …lo que a pulso se construya y multiplica;

no es amor la mitad de una caricia;

no es entrega solo el lino de tu piel entre las sabanas del viento.

Que ves en la calle amor…al final de la sentencia;

solo rastros de rostros girando tras la aldaba.

Yo sé quien eres…quien eras;

antes que pujaras el mundo

hacia su órbita lumbar...a su miseria;

flotando simétrica en el meridiano de la muerte.

La tierra es una red violenta y sombría amor mío.

Tus ojos no nacieron amor para mirarte,

pero yo soy tu reflejo… lo que buscabas.

La rosa sigue siendo rosa aún bajo la nieve;

así como el metal en el bramido de una nave.

Siempre habrá una calle caminando hacia tu puerta

y algo mío guardado tras tu espejo,

como un relincho partiendo en el tranvía del recuerdo.

 

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