Sierdi

LOS ALARIDOS DEL POETA

 

Visitó el poeta. Un mercado de alaridos, florecientes,

El vestía, un escueto e insensible alarido muy doliente,

Buscó para él. El prototipo, más cómodo, más ferviente.

Para engrandecer su amor. Y repartirlo, todo a la gente.

 

Y se preguntó… ¿qué alarido debía, vestir…?

 

Habían, alaridos alegres, de alentadores soles radiantes,

En los días tristes. Masajean las coyunturas del alma. Y de esplendorosos rayos, se viste.

 

Hay alaridos pujantes, que no le temen a nada…

Superan grandes contratiempos, 

Son los que siempre, siguen adelante.

 

Hay alaridos que desbordan tanto Amor y bondad,

Como las trepidantes caricias, de los enamorados.

En los instantes más bellos, golpean el techo del cielo.

Escurriendo, gótica a gótica, su Amor, como riachuelo.

 

A través de un escueto, e insensible alarido perverso.

El malvado intenta opacar la exultante y bella poesía,

Con la que el valiente poeta, quiere cambiar el mundo.

El Amor del poeta vence, con el altruismo de su verso.