Ramos Carlos

INCREDULIDAD

Yo no creía en la existencia del corazón.

Me decían que de allí brotan los sentimientos.

Y que estaba en el pecho, y que suspiraba,

y que amaba,

y que lloraba por una ausencia.

 Incrédulo yo, no lo ubicaba.

Y advino a mi vida una presencia fuera de lo común, sin anuncio, sigilosa.

Eras tú.

De pronto en mi pecho inició un latido preocupante y presuroso,

comenzó a emitir voces que subían a mi cabeza,

que me provocaban sueños estelares.

Preocupado, concurrí a la ciencia,

escudriñé los confines de mi cuerpo.

El científico alarmado, me dijo que había nacido con un corazón en el pecho.

Empezó a latir desde el mismo instante en que te conocí.