Raiza N. Jiménez E.

En Cuba no hay Paraíso.

Y todo el lío comenzó allí, en Santa Clara.

Los músicos se armaron con sus coplas

e inspirados por el buen viento que sopla,

pidieron cantando que el cambio llegara.

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Así, entre música y cantos de despechos,

los jóvenes con tambor y güiro en mano,

salen tocando y armados de pertrechos,

Libertad gritaron, con sones tristes al tirano.

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El pueblo que dormía en dilatado sueño,

de repente despertó y no fue para bailar

y si aclarar, quién es de Cuba, el Dueño.

No, solo con cantos, ellos vienen a batallar.

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La ONU en su indiferencia pasara’ de largo,

La OEA seguirá en su ritornelo de vueltas.

Estas operan como pistoleros por encargo.

Vienen cargadas de denuncias no resueltas.

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Lo de la Cuba de hoy, es entre morir o vivir.

Asquea la vista poco humana del hermano.

Cuba lucha contra el crimen para no morir.

Oramos para que el triunfo no este’ lejano.

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El jingle, \'\' El pueblo unido jamás será vencido\'\'

No es verdad ni mentira, Cuba llora por ayuda.

El pueblo acaricia un cambio y está convencido.

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Mientras el tirano dispara, los ojos se voltean.

No hay ayuda piadosa a ante la segura muerte.

El mundo no ayuda y los Tiranos se regodean.

Son criminales y, ello, no es cuestión de suerte.

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Conclusión.

Solicitar a un tirano piedad y respeto por la vida,

otorgándole el lugar de Dios, no es noble salida.

Las luchas se dan para qué aun perdiendo la vida,

el ser humano pueda, con honor, rescatar su vida.