Miguel Hurtado

Un cielo estrellado

En esta noche en que la luna adorna un cielo estrellado, donde las estrellas abren paso a una tenue luz que brilla; sobre las aguas del mar, reflejando un frio y triste sentimiento de vacío que habita dentro de mí, que solo se compara al sufrir de una madre a la que se le ha arrebatado a su hijo. Así me siento yo al estar lejos de tus brazos, al no sentir tu piel cálida y no poder acariciarla, con un ardiente afán de amor; deseo estar junto a ti.

En mis noches colmadas de pesadillas, deseo que seas tu ese susurrar a mi oído que me de paz y calma, esa suave brisa que causa en mí una serenidad y tranquilidad que solo se compara al nirvana. Sin ti este cuerpo, solo soy un despojo de huesos y órganos sin alma. Tu eres para mí como Perséfone, que, al estar con Deméter en la tierra, que es mi cuerpo, entraba la tranquila y hermosa primavera, para luego seguir con el ardiente y apasionado verano. Pero al estar lejos, siento como el otoño se va acabando y la llama interna que tu encendiste se va a pagando, hasta llegar al frio y deprimente invierno que es peor que la muerte, así hoy en esta noche, colmada de sufrimiento y con la luna como testigo de mis palabras, deseo decirte que te extraño, como solo un loco apasionado puede extrañar eso que lo obsesiona, al igual que un pez extraña al agua.

Así mi extrañar es tan ferviente que, por estar a tu lado, iría al cielo con las alas que he conquistado en la batalla por tu corazón, para enseñarte la luz que ningún hombre ha logrado ver a lo largo de su vida, y hacer el signo máximo de amor solo para ti. Dominando el cielo, para que toda la faz de la tierra sepa mi amor por ti, aunque con locura desenfrenada dudo que tal acto pueda demostrar mis sentimientos, porque mi vida y mi mundo es solo para ti

Para ti de un apasionado empedernido.