Alfredo Saez

- Tarambana -

 

 

Cómo no asumirte, Tarambana,

si eres igual en la plácida tarde

como  en la inhóspita mañana.

No pareces nada al astro desigual

que hoy luce pleno y eclipsa después. 

 

Cómo no asumirte, Tarambana,

emérito juglar de la lívida noche

 si en tu neutra bohemia campana

del ocre suelo en pedregal rodado

levantas hasta la ínfima blasfemia.

 

Cómo no asumirte, Tarambana,

glotón de paleos pecados capitales

gurí purificado sin confesión insana

cuando tu último caramelo carmesí

lo regalas al niño de los ojos pardos.

 

Cómo no asumirte, Tarambana,

 si apenas escapé a destino análogo,

 no así los hijos de latas en la villa ruana,

la madre anoréxica de sosias previsibles,

 mínimos salvos, fugitivos de fetales lamentos.

 

Vicario bendito de un misterio, Tarambana,

desafiante de hipótesis, teorías hereditarias

y de selectiva  hegemonía de casta darviniana ,

luces muy cautivante  cantando como Gardel.

 Sea tu esfinge en Tormes ¡con otros lazarillos!