Havid Stiven

Sagrada Soledad

Antes de empezar me anticipo a la critica de infinidad  de personas que cree que los hombres solitarios  somos  escoria  y si es equivoco dudan de nuestra hombría. La Soledad ilumina   y amalgama nuestras presencias, que tan sombría es su mente incapaz de imaginar   un señero  que no  invite a una mujer solo a bailar o al sexo sino también  a imitar sus movimientos y sujetarlas en el viento inmóvil de la desesperación. A disfrutar del silencio y  su hermética y santa armonía para posteriormente  encontrarse en la orilla clara del precipicio donde todo alguna vez inicia. Quiero que ya nos dejen de mirar con desprecio  cuando arribamos  al puerto de la desconfianza en quien respira y entendemos  que de seguro el aislamiento  es la mejor compañía. En algo tienen razón, si  existen los incrédulos que buscan en  todas quien acabe con su detrimento.

Pero para mí, es  intrincado  hallar  en   alguna mujer alguna cualidad  más deseable a tantas que posee La Sagrada  Soledad,  me parece  de lo mas complicado  ver en   alguien un  complemento  que congenie con esa  agraciada ninfa. 

Havid Stiven