Zagreo

Soneto teológico I

Enorgullécete de tu fracaso,

que sugiere lo limpio de la empresa:

luz que medra en la noche, más espesa

hace la sombra, y más durable acaso.

 

No quiso Dios que dieras ese paso,

y ya del solo intento bien le pesa;

que tropezaras y cayeras, ésa

es justicia de Dios: no le hagas caso.

 

¿Por lo que triunfo y lo que logro, ciego,

me nombras y me amas?: yo me niego,

y en ese espejo no me reconozco.

 

Yo soy el acto de quebrar la esencia:

yo soy el que no soy. Yo no conozco

más modo de virtud que la impotencia.