El otro yo

Luna oscura

Lleva meses la sequía  de éstos  dedos 

entumecidos por el rigor de los días que pasan,

llevo meses sin exprimirles ni una palabra

y afuera  llueve sin parar, las esquinas parecen 

estación en hora pico de transeúntes inexpertos,

de paraguas rotos que filtran cascadas de agua nieve

y yo observo desde mi ventana como  el reloj envejece,

sin rastro de vos, de mi y en la esquina

solo el reflejo en un charco pisoteado  por niños que juegan.

Ya no escribo en el balcón las desmemorias, ya no,

el frío sucumbe muy adentro y me adormece las letras,

la luna que me observa se oscurece ante la inercia,

pasan una, dos, tres noches y solo somos ella y yo...

La lluvia cesa y los transeúntes  siguen su camino,

el paraguas roto ya no es excusa  para detenerse  a mirarla,

ya no hay charcos en la calle, los niños juegan dentro,

tomo mi té , me siento a la luz de una luna menguante

y lloro todas las letras que tenía  guardadas 

porque esta vez se nos hizo tarde, amor,

y esa luna que nos fue cómplice  en el destiempo  

hoy se nos diluye con el sol de la mañana.