Benjamín Castro

AEROLITO

Un fulgor fue visto en el cielo,

la noche se volvió  

un amago de día.

Sea lo que sea,

llegó del espacio exterior,

sin más patria

que la oscuridad del vacío.

Pequeño prodigio que arriba

a nuestra tierra

para iluminar

-por un instante-

la marcha gris de la rutina.