Carlos Hector Alvarez

Morir de celos

Oh amor mio, mi dulce bien,
¡te amo tanto! 
Temo perderte al ver, 
como a ti, los mozos llegan
a tocar tus manos dulcemente, 
sin sentir el rechazo, que yo espero.
Te amo, mas, no me siento amado,
cuantas noches sueño con verte,
porque contigo, quiero estar.
Paso por tu puerta, sin llamar,
celoso, temeroso y angustiado,
aún sabiendo que me esperas
con tus labios ansiosos de besar
los míos, húmedos de sólo pensar...
Los momentos más felices 
que logramos alcanzar
los vivo en la incertidumbre.
por la flecha envenenada de la duda
que en mi mente febril,  clavada está
De rodillas como niño caprichoso
resignado lloro, mi dolor.
Son los celos, algunos se animan a decir,
celos que a los ojos hacen ver, lo que no ven,
y a los oídos oír, lo que no escuchan
juro que todo eso  lo comprendo, 
por momentos, vuelvo a ser normal,
mis labios, a reír retornan,
mi corazon, late con fuerza, como nunca..
Es el amor que  busca entrar,
a mi vida, sin razón, atormentada.
¡Ay! si pudiera negar mi sentimiento
sería un ser feliz eternamente,
pero es en vano soñar,
la maldita espada agazapada
que el destino inexorable, me ha clavado, 
vuelve a hundirse inmisericorde.
Sin piedad, reabre la herida, 
ya cerrada en mi desborde.
y mi pecho inconsolable, vuelve a sangrar 
No puedo, no quiero vivir desesperado.
por ello llamo a la muerte, amiga mía,
que acuda a llevarme sin tardar.