Ben-.

La vida y sus magnitudes-.

-He probado el sabor del hierro sin encías

la laxitud de una goma cuando corrompe el cielo

la partitura permitida del goce mientras hace frío

y esa lluvia matinal que aturde y confunde el cuerpo

con su tempestad de advertencias.

La vida en sus magnitudes.

Como un sol de cosecha, la luz ha abierto

zonas de mi alma recolectadas a destiempo,

mientras, en el barbecho de las sombras,

esperaban las algas del barro.

Peces de mármol o lechos desolados,

reblandecidos, crías de soporíferos anfibios,

cuyas infancias sacrificaron monarcas invernales.

Y asoladas sus muecas de imperturbable destino,

las gloriosas cabelleras de los ataúdes

festoneadas de incipientes caries estériles.

Probé el sonido de los azules cometas

y las tragedias de imberbes adolescentes

sus comitivas de humedades y cerveza

y ese féretro infernal que escupía puerilidades.

 

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