Raúl Carreras

Sonríe...

Primero fue un impacto
que no logro borrar de mi retina,
el del perfil narcótico y pulido
que te esculpe perfecta y cristalina.

Más tarde tu mirada,
con aires de fatal melancolía,
la que triste y enigmática
sedujo entre nostalgias a la mía.

Hoy es la ilusa memoria del ayer,
que me trae al recuerdo, fugitiva,
la ilusión por sentir
en mi piel la caricia de una diva.

Tú, me hablaste de eternos desengaños,
de cortejos sin duende ni alegrías,
yo, del amor efímero
y de que solo quiero que sonrías.