Mael Lorens

VOY AHORCAR MIS PENSAMIENTOS

Voy a horcar mis pensamiento en cualquier 
momento, mis ojos ayer cumplieron cuarenta 
años, aunque mi cuerpo ya va por los sesenta
ocho, y toda esta situación la verdad es que 
me da mucho vértigo 

Esta mañana mi espejo se ha suicidado y en ese 
preciso instante que lo he descubierto, he arrancado
todas mis arterias y con ellas he fabricado una fuerte 
cuerda para escapar por la ventana de una mínima 
esperanza, y cuando he tocado suelo, para mi asombro, 
he visto a dos piedras como discutían.

Una decía que siempre que tenía una flor en sus manos
a los dos días se le moría moría, la otra le respondía con
una sonrisa que evoca al pasado que a menudo se acordaba 
como en otra vida fue una hermosa gardenia amarilla.

Todo lo que viví hoy, es ahora ayer, y a mí me parece que 
han pasado siglos, y en varios de ellos fui un borracho 
alcohólico que se bebía la vida desde la mañana hasta 
la madrugada

Aun me acuerdo de alguna vida donde fui, y luego dejé 
de ser, en una de ellas, me acuerdo como si fuera ahora, 
que fui espadachín, vivía solo para los duelos con idiotas 
egocéntricos, pedantes y soberbios que se creían alguna 
cosa, cuando no somos realmente nada, a todos ellos maté, 
y puedo asegurar que nunca vi a ninguno de sus fantasmas.

He cruzado la vida nadando en alta mar, y un día me di 
cuenta que todo lo que hacía era para olvidarte, pisé 
tierra firme, y entonces sin venir a cuento, pude ver 
asombrado, que cuando llueve, mi alma tiene goteras 
y no las puedo o no sé reparar, pasó el día contando 
gota a gota, de verdad es una auténtica pesadilla, 
aunque hoy he llegado a pensar que quizás sean 
lágrimas muy antiguas y olvidadas que estaban 
estancadas esperando salir, guardadas en algún 
estanque de los muchos que guardo del pasado.

Árbol de plata, ramas de oro, de él nació la bella guitarra 
que tengo y toco, el sonido que sale de ella a mí me parece 
oír a un eco de Angeles cantando desde allí arriba en el cielo 

Tu vientre, no puedo olvidar esa peca de tu vientre, y esos 
ojos tan verdes, que te quiero verde, yo te quiero verde

Tu boca es mi boca, me decías, pasándome tus dedos suavemente por mis labios,  mirándome fijamente a los ojos, en una declaración de amor, posesión y deseo, y que por ellos estabas loca, ahora te escondes de mí y de mis labios que son tus labios, con ello demuestras que serás una cobarde toda tu vida.

No soy un fingidor nunca escondo mi dolor, aunque la vida 
día a día me va matando sin compasión, pero nunca 
conseguirá robar mi razón, 

Reconozco que soy muy singular, siempre llevo entre mis
boca un clavel rojo que sujeto el tallo con mis dientes, y un 
cuchillo largo clavado en el medio del pecho y aguanto tanto
dolor, porque tengo una voluntad de acero para no sacarte 
jamás de mis adentros.

Mael Lorens 
Reservado el derecho
de autor 14/06/2021