ADANS BECMAN

LOS ROSTROS DORMIDOS

Ya la tarde se va bordando

crisáleos colores en el cielo,

ya se marchitan las rosas

y se llena de nieve el pelo.

En el corazón hace nido la alondra,

se mira la ternura en el espejo,

ya los terrones hacen sombra,

se envuelven las palabras en terciopelo.

El intelecto cansado se sienta

en el borde de la alberca,

revolotean en las ramas

gorriones enamorados.

En las pupilas de los ojos

ya amanece la niebla,

y aquellas manos que acariciaban

sobre el cemento, hoy tiemblan.

Y hacen cola los recuerdos

sobre la ceniza añeja,

de aquellos tiempos pasados

que siempre se recuerdan.

Aquellos rostros demacrados

sobre alfombras de hierba,

en esos campos ya trillados

con las hoces de las penas.

Se van curvando las espaldas

como las aristas de la sierra,

ya no funcionan las bisagras

donde se colgaban las puertas.

Ya todo es cuesta arriba

porque no responden las piernas,

los sonidos se vuelven grises

porque las voces tiemblan.

Un ir y venir de palabras

que luego el viento se lleva,

por los callejones de los recuerdos

hasta parece que truena.

Todo es un vivo retrato

de esta vida pasajera,

donde los lamentos tienen nombre

cuando la tormenta llega.

Esos rostros dormidos

pintados con colores de acuarela,

expuestos en el museo de la vida

donde pasa el tiempo y los contempla.