Christian Alondra

Sueño húmedo

En la humedad viven los seres más dulces.

Entre paredes que aprietan, ocultos.

Sofocantes y callados delirios,

florecientes de colores

y bordes brillantes.

 

En la humedad hay oscuridad que destella.

Grietas profundas, supurantes de vida.

Musgos amargos y suaves.

Vaho caliente que palpita.

 

En la humedad todo huele y sabe distinto.

Se renace, de adentro hacia afuera.

En ella comienza otra vida,

latente, bizarra, fluorescente.

 

A la humedad hay que aprender a quererla,

a desearla. Y los primeros encuentros

son siempre extraños.

 

Se accede a ella

confundiéndola con el agua.

Pareciéndonos desagradable,

lentamente conquistándonos.

Pegajosa, flexible,

opresiva, hermosa.

 

En la humedad se esfuma lo conocido,

se pierde inocencia.

Acariciamos lo que habita la noche.

Ingreso irreparable en la caverna.

 

A la humedad nos volvemos,

con gusto premeditado,

delirantes esclavos.

Sumisos suplicantes,

moribundos subyugados.