Guardián De Ángeles

El arrebato febril de nuestra entrega

No son sólo nuestros cuerpos los que nos concedemos, cuando nos elevamos hasta tocar el cielo adentrados en el arrullo de las estrellas; ni son sólo nuestros jadeos los que compartimos cuando nos envolvemos en las llamas del placer de las deidades sumergidos entre las olas acogedoras de nuestras sábanas; ni son sólo nuestros humores los que mezclamos si nos poseemos en el éter de nuestras traspiraciones circundados por el vuelo de las rijosas mariposas…; es más que eso: es introducirnos en la dimensión trascendental del amor, un traslado hacia el recinto secreto donde se transportan tu alma y mi alma en fusión total, desde el arrebato febril de nuestra entrega en el que dejamos de ser dos para ser uno solo, solo uno, en cuerpo y alma.