Raiza N. Jiménez E.

Cantos Soleados.-

¡Oh, Sol que hoy te apareces en mi ventana,

para ofrecerme tú bello esplendor y tu calor;

la visita de las aves y su canto en la mañana,

con alborozo, piden al jardín, la bella flor!

                              *-*

¡Ay! que lindo es despertar con este arrullo.

Señor de las alturas, tu bondad infinita amo.

Nada como ver al colibrí libando del capullo;

he allí, las señales divinas y por ellas,  clamo.

                              *-*

Hoy mi mundo está lleno de sutiles sinfonías.

He despertado con los bellos ecos del Ruiseñor;

no hay llantos, hay cantos y prístinas alegrías.

Nadie negaría que el Roncal le cante a su amor.

                              *-*

En el lindo jardín que, es mi altar, nació una rosa.

Ahora, vendrán con su sublime canto los pájaros.

La maja luna, se va y el Sol con su luz se posa;

reina la luz ahora, con sus dorados y fogosos aros.

                            *-*

Desde entonces, en cada amanecer aguardo  al Sol,

y, a sus compañeras, las aves cantoras de la alegría.

¡Algo sutil e ineludible me ha faltado y, es el Girasol!

Bella flor que vibra con el Sol y es su par en armonía.

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Evocación:

“Vi que manejabas despreocupada las orbes, te casabas con el tiempo, sonreías contenta ante la muerte

y henchías, colmando las  vastedades del espacio…” (1)

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1.- Walt Whitman, Hojas de Hierba, p.p.270.