susoermida

MARIA DOLORES PRADERA

 

Había caballos desbocados

en las cuerdas de tu garganta,

sonidos templados en el corazón de tu voz

que hacían vibrar el aire de ilusiones.

Y fuegos melancólicos en los tonos

y tenaces verbos buscando territorios de ritmo.

 

Mares gigantes de aguas solitarias,

tal como sonaba tu voz de multitud divina.

Acompañaba la cadencia de tu voz

noches de olvido y fracaso

de quien te escuchaba y te escucha.

Adornabas la felicidad perdida

levantando vientos melancólicos.

 

Tu voz profunda alumbró oscuridades

y tráqueas atoradas de sollozo callado

quitando sombras de los refugios negros

del alma diaria.

 

Había un espasmo que mordiente.

Hundimiento que dolía

al callarse tu voz…

unos ojos mojados

y amapolas de luto que cantaban

y jardines doloridos en su vegetación

.

Cantaste las estrofas del poeta

y las radios imponían un silencio al aire

y la música quitaba sus sombreros

y el corazón se expandía.

Ahora surgen los túneles del dolor

y lo huérfano de los oídos.

Sigue cantando Dolores Pradera

que tu nombre salpica de pena

los dolores de estos labios que te nombran.