Esteban Mario Couceyro

Un espejo.

En mi casa hay un espejo

grande y grueso, muy viejo

enmarcado con flores cada tanto

y guarda la imagen que veo.

 

En tantos años, cuantas pasaron

mujeres que se vieron bellas

y cuantos huyeron su mirada

ante la vejez desvencijada.

 

Pero lo mas importante son

las furtivas historias

cuantas impropias expresiones

las traiciones registradas.

 

En ese espejo viejo

en el que me veo reflejado

tras ese mundo nítido

en el que estoy.

 

Como perdido penitente

detrás del cristal

en imagen ausente, grito

pero los espejos no tienen ruido.

 

Ahora veo, una señora

acomodando su pelo

mientras, burlona, lanza un beso

que aprisiono en el cristal.