Juan de Marsilio

Como libro entreabierto me ofrecías...

Como libro entreabierto me ofrecías

el sexo y toda tú ibas en la oferta.

Alto honor trasponer la íntima puerta

que daba al fuego en que te consumías

con sed de consumarte. Viva y cierta

la gloriosa pasión de aquellos días,

aunque el tiempo, ladrón de lozanías,

me quiera convencer de que está muerta.

Sigo siendo el que fui, sin ser ya el mismo.

Aunque has cambiado, al verte se me quitan,

todo cansancio y todo pesimismo.

Aquel mismo deseo mudos gritan

tus ojos y es mi gloria el dulce abismo

de añejado placer al que hoy me invitan.