Nuria de espinosa

A ti madre

Desde aquella alborada

 

en la que no descansó

 

sintió que el reloj

 

avanzaba rápido y veloz.

 

El día se encalló entre

 

la arena de la nostalgia

 

y el agua de la tristeza

 

lo inundó poco a poco

 

sintiendo el cansancio

 

agotador de las horas yermas.

 

Llegó el amanecer y después

 

apareció entre luces

 

envuelto en los brazos de la

 

noche; en el oscuro crepúsculo

 

emergió la luna en cabestrillo. 

 

Solo son recuerdos de una

 

hija que abatida por su pérdida

 

envejece afligida por una madre

 

ausente en la tierra.

 

Madre, miró las estrellas y entre

 

ellas tu brillas eterna.