Antonio Rodriguez Bazaga

DECLARACIÓN DE AMOR.

 

Aquella tarde me juraste,
que mirando mis manos,
sembrabas en tu cabeza,
un aleteo de deseo,
imaginándolas mariposas,
posándose en tus pechos,
en el vuelo suave de caricias,
camino de tus muslos.

Aquella tarde me juraste,
que en todos tus amaneceres,
despertarias sedienta,
de esa lluvia de sentidos,
por ese mar tibio,
que emanaba la fuente,
de encabritados borbotones,
que te ofrecía mi cuerpo.

Y mis manos respondieron,
que no habrá un día,
que no sean ese guía,
rotulando en tu ombligo,
el camino que nos lleve,
a nuestro beso de gemidos,
en ese aliento desnudo,
de tu cuerpo contra el mío.

a.rodríguez.