Luis M. Castillo

Signo Lascivo

En un estado de desesperación, 

Estoy sin lengua con un frío tan abrigado,

Mi soberbia insiste por reclamar la impaciencia defraudada,

Otra vez quien me saluda sobre la diestra y opuesta es la misma ausencia.

 

Tantas confesiones enteras hacia tus óleos preparados,

Un milagro poco común cuando de por sí gime la nada,

Mañana cuando es tarde a mi pasado ya más incierto,

Es un estado absurdo de desesperación.

 

Karma fatal y me estima por el instante,

Cuerpo verdugo atado por debajo vestigios,

El signo lascivo de la autodestrucción,

Quien pregunte sobre mi nombre le escupiré que no soy yo.

 

Fatiga rodeada y generosa como puños que acarician,

Que palabra nacerá para sucumbírme por ruegos justos,

Los que me piensan en lo profundo como un expulsado sin condena,

A ustedes mis odios hacia los defectos os reclamo.