Raiza N. Jiménez E.

Y lo llamaba mi Luna.-

Era una noche de clara luna,

y yo sé que venías hacia mí.

hermoso, en plenilunio te vi,

con mis ojos de oscura laguna.

No había razón alguna;

pero, allí estabas muy feliz.

Sonreía ante mí tu cicatriz,

y verte fue mi suerte moruna. 

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Ella me devolvió mi fortuna,

 y osé besarte de nuevo.

 Por ello, mi oración elevo,

dando las gracias a la luna.

Esta me hizo el gran favor

de traerte hasta mi vera,

Para que yo te quisiera,

como lo manda el Señor.  

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Ahora, nadie podrá jurar,

que los favores no existen.

y mis labios no desisten,

cuando te quieren besar.

Ya no pienso en los luceros,

ni siquiera en mil estrellas.

 A todas las veo tan bellas

y son para tus ojos, joyeros.  

 ****

Dos cosas echo de menos,

cuando le pido a mi cielo

que me traiga de consuelo;

tu prosa y tu voz de trueno.

 En noches de luna llena.

Yo sólo quisiera besarte;

rogando quieras quedarte

 y tener una velada amena.  

 ****

¡Mi suerte está en el plenilunio,

 la luna me aleja del infortunio!!!